En 1962 se abrió el pantano y, desde entonces, cambió la fisonomía del Valle de Sau. El pueblo de Sant Romà desapareció debajo las aguas y sólo el campanario sobresale de vez en cuando. Vilanova, en cambio, emergió y el antiguo pueblo rural ha sabido combinar la historia con la creación de un centro de servicios dedicados al ocio y el turismo. El pantano añadió un atractivo más en este municipio que desde el valle asciende hacia las frondosas Guilleries, sierra de aguas claras, idóneas para la pesca de río. El su término incluye las antiguas parroquias de Sant Pere de Castanyadell y Sant Andreu de Bancells.